Una Nueva Vida 66: Ferit lucha contra todos para salvar a Seyran!! ¡Disparos finales!

La noche había caído sobre la ciudad, y con ella, un manto de tensión y peligro se cernía sobre la mansión Korhan. Ferit se encontraba en el centro de una tormenta, su corazón latiendo con fuerza mientras corría por los oscuros pasillos de la casa. La noticia de que Seyran había sido secuestrada había caído sobre él como un rayo, y su mente estaba llena de imágenes aterradoras de lo que podría estar sucediendo con ella.

“¡No puedo dejar que le pase algo!”, pensó, apretando los puños con determinación. Había llegado a un punto sin retorno; no solo se trataba de salvar a la mujer que amaba, sino también de enfrentarse a aquellos que habían cruzado una línea que no podían deshacer. Su familia había sido amenazada, y él sabía que debía actuar rápido.

Mientras se acercaba al garaje, Ferit recordó las palabras de su padre: “No te expongas, Ferit. No arriesgues tu vida por ella”. Pero en ese momento, esas palabras eran solo ecos lejanos. La única cosa que importaba era Seyran y su seguridad. “No puedo quedarme aquí de brazos cruzados”, murmuró para sí mismo, decidido a hacer lo que fuera necesario.

Con un suspiro profundo, Ferit tomó una pistola que había guardado para emergencias. Sabía que no era un experto en el uso de armas, pero la desesperación lo empujaba a actuar. “Si tengo que enfrentarme a ellos, lo haré”, pensó, sintiendo que la adrenalina comenzaba a correr por sus venas.

Al salir del garaje, se encontró con un grupo de hombres armados que patrullaban la entrada. La tensión en el aire era palpable, y Ferit sintió que su corazón se detenía por un instante. “Debo ser astuto”, pensó, buscando una manera de sortearlos. Con un movimiento rápido, se escondió detrás de un coche, observando cada movimiento de los hombres.

“¿Dónde la tienen?”, se preguntó, sintiendo que la rabia y el miedo se entrelazaban en su interior. La imagen de Seyran, atrapada y vulnerable, lo impulsó a seguir adelante. Con cada segundo que pasaba, el tiempo parecía correr en su contra.

Finalmente, cuando la oportunidad se presentó, Ferit se lanzó hacia adelante, utilizando la oscuridad como su aliada. Con un movimiento ágil, logró desarmar a uno de los hombres antes de que pudiera reaccionar. “¡No puedo fallar!”, pensó, sintiendo que la victoria estaba al alcance de su mano.

Los gritos de sorpresa de los hombres resonaron en la noche, y Ferit aprovechó la confusión para avanzar. Sin embargo, sabía que no podía dejarse llevar por la emoción. La situación era peligrosa, y cada paso debía ser calculado. “Tengo que encontrar a Seyran”, se repetía, su determinación inquebrantable.

A medida que se adentraba más en la mansión, el ambiente se volvía más tenso. Las luces parpadeaban, y el sonido de los disparos lejanos resonaba como un eco ominoso. “¿Qué está pasando?”, se preguntó, sintiendo que el peligro se acercaba. Pero no podía detenerse; cada segundo contaba.

Finalmente, llegó a una puerta cerrada con un candado. “Aquí es donde la tienen”, pensó, sintiendo que la ansiedad lo invadía. Con un golpe decidido, rompió la puerta y entró en la habitación. El espectáculo que encontró lo dejó helado.

Seyran estaba atada a una silla, su rostro pálido pero determinado. Frente a ella, un hombre de aspecto amenazador sonreía con desdén. “Mira quién ha llegado”, dijo el hombre, su voz llena de sarcasmo. “El héroe de la historia”.

“¡Suéltala!”, gritó Ferit, apuntando con la pistola hacia el hombre. Su corazón latía con fuerza, y el sudor corría por su frente. “No tienes por qué hacer esto. Ella no te ha hecho nada”.

A New Life 66: Ferit fights everyone to save Seyran!! Final shots! - YouTube

“¿Y tú crees que eso importa?”, respondió el hombre, riendo. “Lo que importa es el poder. Y tú, Ferit, estás en medio de todo esto. No puedes salvarla”.

Seyran lo miró con preocupación. “Ferit, ten cuidado”, advirtió, sintiendo que la tensión aumentaba. “No hagas nada imprudente”.

“Cállate”, dijo el hombre, levantando su arma. “No te preocupes, querida. Pronto estarás libre de él”. En un instante, Ferit sintió que el tiempo se detenía. La adrenalina corría por sus venas, y su instinto de proteger a Seyran se activó.

“¡No!”, gritó Ferit, disparando su arma. El sonido del disparo resonó en la habitación como un trueno, y el hombre cayó al suelo, sorprendido. Pero antes de que Ferit pudiera reaccionar, otros hombres entraron en la habitación, desatando el caos.

“¡Es un ataque!”, gritó uno de ellos, apuntando a Ferit con su arma. La situación se volvió caótica, y Ferit se encontró en medio de una balacera. El sonido de los disparos llenó el aire, y él se movió rápidamente, buscando cobertura detrás de una mesa.

“¡Seyran, mantente a salvo!”, gritó Ferit, sintiendo cómo la tensión lo envolvía. La lucha por salvarla se convirtió en una batalla desesperada. Con cada disparo, la adrenalina se intensificaba, y la determinación de proteger a la mujer que amaba lo mantenía en pie.

Los hombres armados comenzaron a rodearlo, pero Ferit no se rindió. Con movimientos rápidos y precisos, disparó a los atacantes, sintiendo que cada disparo era un paso más hacia la libertad de Seyran. “No puedo dejar que esto termine así”, pensó, sintiendo que la rabia lo impulsaba a seguir luchando.

Finalmente, logró llegar hasta Seyran, desatando las cuerdas que la mantenían atada. “¡Estamos juntos ahora!”, dijo, sintiendo que la esperanza comenzaba a renacer en su corazón. Pero el peligro aún no había pasado.

“¡Atrás!”, gritó Ferit, empujando a Seyran detrás de él mientras se preparaba para enfrentar a los hombres restantes. La tensión era palpable, y el sudor corría por su frente. “No dejaré que te hagan daño”.

Seyran lo miró, sus ojos llenos de gratitud y admiración. “Ferit, gracias. Pero debemos salir de aquí”, dijo, sintiendo que el tiempo se agotaba. La situación era crítica, y cada segundo contaba.

Con determinación, Ferit tomó la mano de Seyran y comenzaron a correr hacia la salida. Pero los hombres armados no estaban dispuestos a dejar que escaparan tan fácilmente. Disparos resonaron a su alrededor, y Ferit sintió que el peligro estaba más cerca que nunca.

“¡Rápido!”, gritó, empujando a Seyran hacia un pasillo lateral. La adrenalina lo mantenía en movimiento, y aunque el miedo lo invadía, su amor por ella lo impulsaba a seguir adelante. “No podemos rendirnos ahora”.

Mientras corrían, Ferit sintió que su corazón latía con fuerza. Cada paso era una lucha, y la tensión aumentaba a medida que se acercaban a la salida. Pero no podía detenerse; no podía permitir que nada les impidiera escapar.

Finalmente, llegaron a una puerta que conducía al exterior. Ferit la abrió de golpe, y la luz de la luna iluminó su camino. “¡Estamos cerca!”, exclamó, sintiendo que la libertad estaba al alcance de su mano.

Pero justo cuando estaban a punto de salir, un grupo de hombres apareció de la nada, bloqueando su camino. “No tan rápido”, dijo uno de ellos, levantando su arma.

“¡Ferit, ten cuidado!”, gritó Seyran, sintiendo que la desesperación la invadía. Pero Ferit no iba a dejar que eso terminara así. Con una rapidez sorprendente, disparó nuevamente, sintiendo que cada bala era una declaración de su amor y su determinación.

Los disparos resonaron en la noche, y el caos se desató. Ferit y Seyran se movieron con agilidad, esquivando los ataques y luchando por su libertad. La adrenalina corría por sus venas, y aunque la situación era desesperada, no podían rendirse.

“¡Vamos, tenemos que salir de aquí!”, dijo Ferit, tomando la mano de Seyran y arrastrándola hacia la salida. Pero los hombres seguían persiguiéndolos, y la tensión aumentaba con cada paso que daban.

Finalmente, llegaron a un coche estacionado. “¡Entra!”, ordenó Ferit, sintiendo que el tiempo se agotaba. Seyran se metió en el vehículo, y Ferit se apresuró a encender el motor. “No miren atrás”, murmuró, sintiendo que la libertad estaba a solo un paso.

Con un rugido, el coche salió disparado, dejando atrás la mansión y el caos que habían vivido. Ferit sintió que la adrenalina comenzaba a desvanecerse, pero el alivio no llegó de inmediato. “¿Estamos a salvo?”, preguntó Seyran, su voz temblando.

“Por ahora”, respondió Ferit, sintiendo que su corazón aún latía con fuerza. “Pero debemos alejarnos de aquí. No podemos bajar la guardia”.

Mientras conducía, la realidad de lo que acababan de vivir comenzó a asentarse en ellos. Habían enfrentado el peligro juntos, y aunque la lucha había sido brutal, su amor había salido fortalecido. “Nunca dejaré que te hagan daño”, dijo Ferit, mirando a Seyran con determinación.

“Lo sé”, respondió ella, sintiendo que la gratitud la inundaba. “Gracias por arriesgarlo todo por mí”.

“Siempre lo haré”, dijo Ferit, sintiendo que el amor que compartían era más fuerte que cualquier adversidad. Mientras se alejaban de la mansión, sabían que una nueva vida los esperaba, una vida en la que enfrentarían juntos cualquier desafío que se presentara. La lucha no había terminado, pero su amor sería su mayor fortaleza.