Sueños de Libertad Capítulo 405 (Gabriel queda atrapado cuando Isabel descubre su mentira)

El capítulo 405 de Sueños de Libertad se convierte en un torbellino de emociones, secretos revelados y tensiones que estallan sin freno, marcando un punto de inflexión en la trama. La historia arranca en las inmediaciones de la fábrica, un espacio cargado de simbolismo donde la rutina laboral se entremezcla con las pasiones ocultas. Allí aparece Gabriel, caminando con paso rápido, la frente arrugada por la preocupación y los ojos en constante alerta. Su objetivo es encontrar a Isabel, aunque su nerviosismo lo traiciona. Justo en ese instante se cruza con Tacio, quien lo detiene con una mezcla de calma y firmeza.

Gabriel, sorprendido, confirma que quería hablar con él acerca del contrato de la empresa encargada de las reformas. La excusa suena convincente, pero Tacio percibe el trasfondo de ansiedad en su voz. Después de intercambiar algunas frases sobre el documento, Gabriel intenta disimular su cansancio mencionando que ha trabajado toda la mañana y necesita salir a comer. Tacio, con un dejo de ironía, le recuerda que Gaspar no se tomará bien esa ausencia. Gabriel, buscando alivio, confiesa que cada día le resulta más difícil soportar tantas horas encerrado en la colonia. En ese momento, ambos hombres se sinceran: Tacio admite que también a veces siente ganas de abandonar todo, pero que el futuro de muchos depende de él. Gabriel, aprovechando esa vulnerabilidad, se ofrece a apoyarlo no como abogado, sino como alguien dispuesto a encontrarse fuera, olvidar por un rato el peso de la fábrica y compartir confidencias más personales.

Sin que ninguno lo sepa, Isabel escucha escondida entre los arbustos, con el corazón encogido. De pronto, Gabriel comete un error fatal: lo llama primo. Ese término corta el aire como un cuchillo. Isabel, destrozada, sale de su escondite y lo encara. Con voz temblorosa, mezcla de rabia y dolor, lo acusa de haberla engañado todo este tiempo. Afirma que ahora entiende por qué siempre la ignoraba y le reprocha haber jugado con sus sentimientos. Gabriel, desconcertado, intenta justificar sus palabras, pero Isabel, herida, no cree en nada de lo que dice. Lo tilda de mentiroso y, cuando él intenta detenerla, lo amenaza con gritar para que todos acudan. Finalmente, Gabriel, derrotado, la suelta y ruega por explicarse. Isabel, con lágrimas en los ojos, le lanza la pregunta más dolorosa: ¿cómo pudo hacerle eso? La escena se carga de un dramatismo intenso, dejando a Gabriel en el centro de la traición descubierta.

Paralelamente, en la casa de don Pedro, se desarrolla otro momento clave. Allí se reúnen Claudia, Irene, Cristina, Digna y el notario para la lectura del testamento. El ambiente es solemne, cargado de expectación. El notario inicia la lectura con voz firme: a Claudia, por su fe y generosidad, le deja un sueldo vitalicio de 9.000 pesetas al mes para que pueda formar una familia sin estrecheces. Luego, se dirige a Cristina, a quien entrega todas sus acciones de Perfumerías La Reina, con el deseo de compensar su ausencia durante tantos años. A Irene le deja la casa en Toledo y la nombra heredera universal de todos sus bienes. Finalmente, dona su casa de la calle Alfonso de Madrid a las hermanas Emilianas en agradecimiento por su apoyo incondicional.

Las reacciones no se hacen esperar. Irene protesta, convencida de que la casa debía pertenecer a la viuda. El notario se mantiene firme en que solo cumple con lo escrito. Claudia, emocionada, dice no sentirse digna de lo que le fue otorgado. Cristina, por su parte, asegura que ella tampoco merece semejante herencia, pues se ve a sí misma como una simple química, no como empresaria. En medio de ese ambiente cargado, el notario entrega un sobre especial para Digna, con instrucciones de leerlo en privado. Con manos temblorosas, ella lo abre y descubre una carta llena de confesiones: Pedro le asegura que nunca quiso dañarla, que todo lo hizo pensando en el bien de ella y sus hijos. Reconoce que quizá en ese momento no pueda comprenderlo, pero espera que algún día recuerde su amor con otros ojos. Como prueba de lo que sintió, le deja la confesión firmada de su sobrino Jesús, un documento que puede cambiar el curso de la historia. Entre lágrimas, Digna asimila el peso de esas palabras.

Mientras tanto, en la casa de los De la Reina, Gabriel acompaña a María en sus ejercicios de recuperación. Ella, entre risas burlonas, le pregunta si realmente prometió matrimonio a Isabel. Gabriel se incomoda, lo niega con seriedad, pero María insiste en que todo se le ha ido de las manos. Con una mirada penetrante, le recuerda que Isabel lo descubrió. Gabriel suspira y admite que fue así: ella lo vio en una foto con Miguel Ángel Vaca en el periódico. María lo reprende por haber usado un nombre falso, advirtiéndole que ahora todo depende de que Isabel no hable. La tensión sobre el futuro de Gabriel aumenta a cada segundo.

En otra escena cargada de emoción, Irene llega a casa de Digna para devolverle unas pertenencias olvidadas. Con amabilidad, intenta abrir una conversación sincera y le pide perdón por todo lo ocurrido con Pedro. Digna, fría, corta sus intentos recordándole que nunca fueron realmente cuñadas. Irene, conmovida, insiste en que siempre la consideró su hermana, pero Digna no cede. Antes de marcharse, Digna la detiene con una revelación devastadora: ambas fueron engañadas por el mismo hombre. Le confiesa que Pedro le hizo creer que ella era la culpable de la muerte de su sobrino, cuando en realidad fue él quien permitió que se desangrara. Irene, horrorizada, recuerda una conversación con Damián que ahora cobra otro sentido. Atormentada por esa revelación, admite que jamás podrán perdonarlo. Ambas mujeres, unidas por el dolor y la traición, reconocen que solo el tiempo podrá sanar las heridas.

Este capítulo entrelaza magistralmente secretos, confesiones y traiciones. Gabriel queda desenmascarado ante Isabel, viendo tambalearse todo su plan. El testamento de Pedro abre viejas heridas y desvela verdades inesperadas que afectan a todos los involucrados. Digna e Irene descubren que comparten el mismo dolor, unidas por la mentira de un hombre que marcó sus vidas. Y en medio de todo, el futuro de Gabriel pende de un hilo, amenazado por la verdad que Isabel ya conoce. El episodio 405 de Sueños de Libertad es, sin duda, uno de los más intensos y decisivos de la serie.