Luis trata de normalizar su relación laboral con Cristina y habla con ella

La luz del atardecer se filtraba a través de las ventanas de la oficina, creando un ambiente cálido y acogedor. Luis, con una mezcla de nerviosismo y determinación, se preparaba para hablar con Cristina. La reciente presentación del nuevo perfume había sido un éxito, pero había algo más que lo inquietaba, un eco del beso inesperado que habían compartido la noche anterior.

Con una sonrisa nerviosa, Luis se acercó a Cristina: “¿Qué tal la presentación?” Su voz sonaba más tranquila de lo que realmente se sentía.

Avance del próximo capítulo de Sueños de libertad: Luz le preguntará a Luis sobre su relación con Cristina

“Bien, bien, bien,” respondió Cristina, con una chispa de entusiasmo que iluminaba su rostro. “Mañana se lo voy a enseñar al resto de la junta y cuando den el visto bueno, comenzaremos a producir. Pero primero, tenemos que centrarnos en el lanzamiento del primer perfume del aniversario.”

Luis sintió un alivio momentáneo. “Me alegro. Enhorabuena.” Pero no solo era un cumplido; sabía que ella también había puesto su esfuerzo en el proyecto.

“Enhorabuena a ti también,” contestó Cristina, reconociendo el trabajo en equipo. “Tú también tienes parte de mérito en todo esto, ya lo sabes.”

Luis asintió, sintiendo el peso de la conversación que necesitaba tener. “Y también quería mostrarte este dossier que me dejó Marta.” Sacó un documento de su carpeta, con la esperanza de que el tema de trabajo pudiera suavizar la tensión que había surgido entre ellos. “Concretamente, quieren utilizar un detalle de esta foto para el nuevo perfume.”

“Pasión Oculta,” leyó Cristina, su mirada fija en el dossier. “Es el nombre del nuevo perfume. Pasión oculta.” La emoción en su voz era palpable, pero Luis sabía que había algo más profundo que necesitaba abordar.

Con un suspiro, decidió dar el paso. “Oye, Cristina, tienes razón. Creo que deberíamos hablar de lo que pasó anoche.”

Cristina le confiesa a Claudia su beso con Luis y ella le regaña: "No te conviene enamorarte de un hombre casado"

Cristina lo miró, sus ojos llenos de curiosidad y un toque de nerviosismo. “¿Te refieres a Lu?”

Luis asintió, sintiendo cómo la tensión aumentaba entre ellos. “A ver, ese beso fue fruto de un arrebato. No quiero decir que estuvimos completamente descontrolados. Acabábamos de terminar el nuevo perfume, estábamos muy contentos. Pero… qué vergüenza.” La última palabra salió como un susurro, cargada de la incomodidad que ambos sentían.

La risa nerviosa de Cristina llenó el aire. “Oye, tú no estarás enamorado de mí, ¿no?” Su tono era juguetón, pero Luis podía ver que había un trasfondo de seriedad en su pregunta.

“Cristina, lo digo en serio,” respondió Luis, intentando mantener la calma. “Los dos trabajamos estupendamente juntos. Sería una verdadera lástima que esto afectara nuestra relación laboral.” Sus palabras estaban impregnadas de un deseo genuino de mantener la profesionalidad.

Cristina lo miró a los ojos, y Luis sintió que el tiempo se detenía. “Claro, claro. Fue una tontería, nada más. Un impulso por la alegría del momento,” dijo ella, tratando de restarle importancia. “Pero no me gustaría que le dieras más importancia de la que tiene. No volverá a pasar.”

Luis sintió un alivio al escuchar sus palabras, pero también una inquietud. “Bien, bien. Me dejas mucho más tranquilo.” La sinceridad en su voz era innegable.

“A mí también me alegra haberlo aclarado,” respondió Cristina, y por un momento, la tensión pareció disiparse. Sin embargo, en el fondo de sus corazones, ambos sabían que las cosas no podían regresar a ser como antes. El beso había cambiado algo entre ellos, aunque intentaran ignorarlo.

Mientras conversaban, la música de fondo se desvanecía, y el silencio se hacía más profundo. Luis se preguntaba si realmente podrían seguir adelante sin que la sombra de ese beso afectara su trabajo. La idea de perder a Cristina, no solo como colega, sino como amiga, le inquietaba.

“¿Crees que esto afectará el proyecto?” preguntó Luis, rompiendo el silencio. Su voz era baja, casi un susurro.

Cristina frunció el ceño, considerando la pregunta. “No debería. Somos profesionales, y eso es lo que importa.” Sin embargo, Luis pudo notar un destello de duda en su mirada.

“Sí, pero… a veces las emociones pueden complicar las cosas,” dijo él, sintiéndose vulnerable al abrirse de esa manera. “No quiero que esto se interponga en lo que hemos construido juntos.”

Cristina lo miró con seriedad. “Entiendo lo que dices, Luis. Pero también creo que debemos ser capaces de separar lo personal de lo profesional. Si no, estamos condenados a fracasar.”

Luis asintió, sintiendo que sus palabras tenían peso. “Tienes razón. Debemos mantener el enfoque. El perfume es lo más importante ahora.”

“Exactamente,” respondió Cristina, su voz firme. “Y además, ‘Pasión Oculta’ tiene que ser un éxito. No podemos permitir que nada nos distraiga.”

Ambos se miraron, y en ese instante, Luis sintió que había una conexión más profunda entre ellos, una comprensión mutua que iba más allá de las palabras. Sin embargo, la realidad seguía acechando, recordándoles que el camino hacia la normalidad sería complicado.

“Entonces, ¿qué te parece si nos concentramos en eso?” propuso Luis, intentando cambiar el rumbo de la conversación hacia un terreno más seguro. “Podemos hacer una lluvia de ideas sobre el lanzamiento y cómo promocionar el nuevo perfume.”

“Me parece perfecto,” contestó Cristina, sonriendo nuevamente. La calidez de su expresión hizo que Luis se sintiera un poco más aliviado.

Mientras comenzaron a discutir ideas y estrategias, el ambiente se volvió más ligero. La tensión del beso se desvanecía lentamente, aunque Luis sabía que no podría olvidar tan fácilmente lo que había sucedido. Sin embargo, estaba decidido a no dejar que eso interfiriera en su trabajo.

La música de fondo regresó, creando un ambiente propicio para la creatividad. Luis y Cristina se sumergieron en un intercambio dinámico de ideas, cada uno aportando su visión para el lanzamiento del perfume. En medio de la conversación, Luis se dio cuenta de que, a pesar de la incomodidad inicial, Cristina era una compañera invaluable.

A medida que la noche avanzaba, la conexión entre ellos se fortalecía, pero el recuerdo del beso seguía presente, como una sombra que no se podía ignorar. Luis comprendió que, aunque intentaran normalizar su relación laboral, el camino hacia la verdadera normalidad sería largo y lleno de desafíos.

Mientras se despedían al final de la jornada, Luis sintió una mezcla de esperanza y ansiedad. “Haremos un gran trabajo juntos,” dijo, tratando de infundir confianza en ambos.

“Sí, lo haremos,” respondió Cristina, y en sus ojos brillaba una chispa de complicidad. Mientras se alejaban, Luis no podía evitar preguntarse si algún día podrían dejar atrás el beso y volver a ser simplemente compañeros de trabajo, o si ese momento había marcado el comienzo de algo nuevo e incierto en sus vidas.