Juanjo Puigcorbé se despide de ‘Sueños de libertad’: “Habrá un relevo muy importante, y muy malo”
El universo de Sueños de libertad, la exitosa serie diaria de Antena 3, ha vivido un cambio trascendental con la salida de Juanjo Puigcorbé, el veterano actor que dio vida a don Pedro Carpena. Su despedida no solo marca el final de un personaje que se convirtió en pieza clave de la historia, sino también el inicio de una nueva etapa argumental en la que las consecuencias de su muerte resonarán en cada rincón de la trama. El último capítulo en el que apareció, emitido el jueves pasado, dejó a la audiencia en vilo tras un desenlace fatídico que involucró directamente a Damián de la Reina, interpretado por Nancho Novo. Su decisión de poner fin a la vida de su némesis podría convertirse en una cadena de culpas y arrepentimientos que definirá los próximos episodios.
En una entrevista concedida a Atresmedia, el propio Puigcorbé relató sus sensaciones durante su penúltimo día de rodaje, cuando se grababa precisamente la escena de la muerte de su personaje. Explicó que, aunque la enfermedad ya había condenado a Pedro a un final inevitable, Damián decidió acelerar el proceso colocando una almohada sobre su rostro. Este acto, cargado de dramatismo y simbolismo, selló para siempre la relación de odio y rivalidad entre ambos hombres. El fallecimiento de don Pedro no fue simplemente el cierre de una vida marcada por la dureza, sino el punto de partida para nuevas intrigas que pondrán a prueba a la familia de la Reina.
El actor recordó cómo su personaje fue presentado inicialmente como un hombre bondadoso y recto, en especial en su papel de padre de Mateo, encarnado por Pablo Béjar. Sin embargo, poco a poco, tras la pérdida de su primer hijo y de su esposa, Pedro fue endureciéndose, transformándose en una figura cada vez más oscura y manipuladora. “Ha hecho un arco muy grande”, señaló Puigcorbé, subrayando el contraste entre la imagen inicial de padre ejemplar y el despiadado empresario en el que terminó convertido. Esa evolución dramática fue, en buena medida, la que atrapó al público, que vio cómo el dolor personal podía degenerar en tiranía y ambición sin límites.
La trayectoria de don Pedro también estuvo marcada por relaciones intensas y tormentosas, especialmente con Digna, interpretada por Ana Fernández. Lo que comenzó como una unión marcada por el amor terminó convirtiéndose en una batalla emocional y empresarial que reflejaba la caída a los infiernos del propio Pedro. Digna no solo fue una compañera sentimental, sino también una rival implacable tras descubrir las maniobras del personaje para apartar a los Merino de la dirección de Perfumerías de la Reina. Este enfrentamiento simbolizó la dualidad de Pedro: un hombre capaz de amar, pero también de manipular y destruir con tal de mantener el control.
Pese a sus excesos, en los últimos compases de su vida, Pedro intentó recomponer algunos lazos rotos. Consiguió acercarse nuevamente a su sobrina Cristina, un gesto que ofrecía un atisbo de humanidad en medio de su oscuridad. También se despidió de Claudia y logró, de alguna manera, cerrar ciertas cuentas pendientes que lo atormentaban. Esa voluntad de reconciliación, aunque insuficiente para redimirlo por completo, permitió mostrar una última faceta del personaje: la de un hombre consciente de sus errores, que buscaba en sus últimos días un cierre digno antes de partir.

Durante la entrevista, Puigcorbé no solo habló de su personaje, sino también de su experiencia en la serie. Aprovechó la ocasión para agradecer a sus compañeros de reparto, a quienes calificó como “cracks” por el talento y el esfuerzo demostrados a lo largo de las grabaciones. La química entre actores fue uno de los elementos que, en su opinión, enriqueció las tramas y dio verosimilitud a cada giro narrativo. Su despedida estuvo cargada de nostalgia, pero también de orgullo por haber formado parte de un proyecto que lidera la franja diaria de televisión en España.
Con la muerte de don Pedro, la serie se enfrenta ahora al desafío de cubrir el vacío dejado por un villano de peso. Puigcorbé anticipó que habrá un relevo “muy importante, y muy malo”, lo que ha disparado las especulaciones entre los seguidores. ¿Se refería a Gabriel de la Reina, personaje que ya apunta maneras de convertirse en el nuevo gran antagonista? La frase ha encendido las teorías de los fans, que ven en Gabriel a la figura llamada a heredar la corona del villano principal.
La partida de un personaje tan central abre, inevitablemente, un horizonte de incertidumbre. Para los guionistas, representa la oportunidad de redefinir los equilibrios de poder en la familia y en la empresa, explorando nuevas rivalidades y alianzas. Para los espectadores, significa sumergirse en un futuro lleno de intrigas, donde la sombra de Pedro seguirá presente en cada decisión. Porque aunque haya muerto, el eco de sus actos, de sus traiciones y de su ambición desmedida, seguirá marcando el camino de los demás.
El legado de don Pedro en Perfumerías de la Reina es complejo. Por un lado, dejó tras de sí un emporio sólido, construido a base de control férreo y decisiones despiadadas. Por otro, legó un entorno envenenado por los secretos, los resentimientos y las traiciones. Su salida no resuelve los conflictos, sino que los multiplica, pues cada personaje deberá posicionarse frente a lo que él dejó tras su muerte. Damián, culpable de su final, tendrá que cargar con un secreto que amenaza con destruirlo; Digna continuará marcada por el enfrentamiento con un hombre al que amó y odió con la misma intensidad; y Gabriel, si finalmente se confirma como el sucesor en la senda de la maldad, se convertirá en el nuevo eje de los dramas familiares.
En definitiva, la despedida de Juanjo Puigcorbé no es solo un adiós a un personaje, sino un momento definitorio en la narrativa de Sueños de libertad. La muerte de don Pedro Carpena representa el fin de una era y el inicio de un periodo más sombrío, en el que las promesas de relevo anuncian un futuro cargado de amenazas. El espectador queda expectante, consciente de que lo peor aún está por llegar, y de que la herencia de Pedro, más que un legado, será una maldición que pondrá a prueba la fortaleza de todos los protagonistas.