GABRIEL TEME QUE SUS PLANES SE DERRUMBEN POR CULPA DE ISABEL EN SUEÑOS DE LIBERTAD
En esta entrega, el secreto mejor guardado de Gabriel comienza a tambalearse y lo hace por culpa de la persona que jamás habría esperado: Isabel. Su reaparición en la trama marca un antes y un después, pues amenaza con desatar un torbellino de revelaciones, enfrentamientos y verdades ocultas que podrían cambiarlo todo en Perfumerías de la Reina.
El episodio se abre con una escena cargada de tensión: Isabel irrumpe en la fábrica. Su entrada es firme, segura, con una mirada que transmite autoridad y frialdad al mismo tiempo. No necesita palabras para hacerse notar; basta su sola presencia para alterar el ambiente. A su lado, Gema, que la reconoce de inmediato, no puede contener la furia que le hierve en la sangre. Sus ojos delatan sorpresa y rabia contenida, hasta que explota en un grito que resuena como un disparo:
“¡Isabel! ¡Sabía que eras tú!”

La confrontación no se hace esperar. Isabel, imperturbable, responde con un simple “Hola, Gema”, cargado de indiferencia y desprecio. El contraste es brutal: mientras Gema arde en ira, Isabel mantiene la compostura, como si todo lo que ocurre a su alrededor no fuese más que un espectáculo sin importancia. Las acusaciones vuelan como cuchillos: Gema la llama cara dura, espía, oportunista, mientras Isabel contraataca con comentarios mordaces que aumentan aún más el fuego. El cruce de palabras se convierte en un duelo abierto, donde la humillación y la desconfianza son las armas principales.
El momento alcanza su clímax cuando Isabel, con un aire de seguridad absoluta, suelta la bomba: ha venido a buscar a su prometido. Sus palabras caen como un jarro de agua fría sobre Gema, que queda perpleja. Sin embargo, no tarda en reaccionar con sarcasmo y sospechas. Isabel insiste: tiene novio, vive en París y pronto se casará con él. La frialdad de su tono contrasta con la incredulidad de Gema, que no cree una sola palabra y la presiona para obtener más detalles. El silencio calculado de Isabel solo aviva las sospechas. Finalmente, cansada del enfrentamiento, se retira lentamente, dejando tras de sí un ambiente enrarecido, cargado de dudas y resentimiento.
La tensión no termina allí. Apenas unos minutos después, Gema entra exaltada en el despacho donde se encuentran Joaquín y Gabriel. Su respiración agitada y el rostro enrojecido delatan que acaba de vivir un momento intenso. Joaquín, sorprendido, pregunta qué ocurre, mientras Gabriel finge tranquilidad, aunque en su interior algo comienza a romperse. Entonces, Gema lanza la verdad sin rodeos: “He visto a Isabel”.
El impacto es inmediato. Joaquín, incrédulo, apenas puede procesar lo que escucha. Isabel, la antigua secretaria de la dirección, la mujer a la que todos recuerdan por sus malas artes, su regreso parece imposible y, sin embargo, está allí. Gema no se detiene y explica con detalle: Isabel no solo trabajó en la fábrica, sino que fue manipuladora, ladrona y espía. Cada palabra es un golpe directo a la fachada que Gabriel ha construido. Él intenta mantener la calma, pero su expresión lo traiciona: la preocupación asoma en sus gestos y su nerviosismo comienza a notarse.
Joaquín, cada vez más intrigado, pregunta si Gema habló con ella. La respuesta es afirmativa. Isabel le dijo que buscaba a su prometido, pero Gema está convencida de que todo es una excusa. Según ella, Isabel ha vuelto para disfrutar de los problemas que atraviesa la fábrica o para espiar nuevamente. Su indignación es tan grande que propone que los guardias la expulsen de inmediato. Joaquín lo considera, pero Gabriel, en un intento desesperado de evitar medidas drásticas, interviene: expulsarla solo daría pie a rumores y atraerá la atención de la prensa. Mejor no provocar más escándalos.
Aun así, la conversación deja a Gabriel al borde del colapso. Con la voz entrecortada y los nervios a flor de piel, se excusa y abandona el despacho apresuradamente. Una vez en el pasillo, su rostro refleja el verdadero estado de su alma: enojo, preocupación y miedo. Respira hondo, aprieta los puños y se enfrenta a la idea que más lo aterra: Isabel ha vuelto para poner en riesgo todo lo que ha construido. Sus recuerdos se agolpan, las mentiras que lo sostienen empiezan a tambalearse y el fantasma de su pasado amenaza con derrumbar la fachada perfecta que tanto le costó levantar.
Por otro lado, Gema sigue intranquila. Sabe que Isabel no da un paso en falso y que su regreso no es casualidad. Joaquín, aunque intenta restarle importancia, no puede evitar preguntarse qué busca realmente esa mujer en un momento tan crítico para la empresa. La fábrica está en crisis, y cualquier chispa podría encender un incendio devastador.
La situación queda en suspenso con un sinfín de preguntas abiertas que mantienen en vilo a los espectadores:
- ¿Revelará Isabel el oscuro secreto de Gabriel y destapará lo que él ha ocultado durante tanto tiempo?
 - ¿Cómo reaccionará Gema si descubre que el misterioso prometido de Isabel no es otro que el propio Gabriel?
 - ¿Confiará Joaquín en las explicaciones de su socio o empezará a sospechar de él?
 - Y lo más importante: ¿podrá Gabriel contener la tormenta o su verdad está condenada a salir a la luz?
 
El episodio termina con esta atmósfera sofocante de sospechas y miedos. Cada personaje queda atrapado en un laberinto de verdades a medias y secretos inconfesables, mientras los espectadores son testigos de cómo un simple encuentro desencadena una cadena de consecuencias imprevisibles.
Con esta reaparición, Isabel se convierte en la pieza clave que puede destruirlo todo. Su regreso no solo remueve el pasado de la fábrica, sino que pone en jaque las relaciones personales, los negocios y la estabilidad de todos los protagonistas. Y en el centro de la tormenta está Gabriel, que ve cómo su mundo se tambalea al borde del abismo.
Este avance exclusivo de Sueños de Libertad nos deja claro que lo peor está por venir. Las máscaras comienzan a caer, las alianzas se ponen a prueba y la verdad amenaza con arrollarlo todo. Lo que parecía un día cualquiera en la fábrica se transforma en el inicio de una batalla silenciosa que podría definir el destino de todos.