Avance Sueños de Libertad, capítulo 403: Damián lo confiesa todo
En el capítulo 403 de Sueños de Libertad, emitido el lunes 29 de septiembre, la serie se sumerge en un torbellino de secretos, sospechas y confesiones que amenazan con cambiarlo todo en Toledo. El ambiente cargado de misterio se adueña de las calles y de las casas, mientras cada personaje enfrenta sus propios fantasmas.
La historia comienza en la mansión de los De la Reina. Gabriel, inquieto y consumido por la duda, intenta descifrar la identidad del informante de don Pedro. Al principio había sospechado de Marta, pero una conversación con ella lo llevó a convencerse de su inocencia: vio en ella dolor, no traición. Frente a María, Gabriel reconoce que la verdadera pista está en Pelayo. Recuerda su rápido ascenso político y la ayuda recibida de don Pedro, lo que lo hace sospechar que toda la relación entre ambos era un pacto oscuro. Pelayo podría ser el verdadero traidor, el que ha suministrado información desde las sombras. Decidido a descubrir la verdad, Gabriel planea tenderle una trampa al político.
Mientras tanto, en la casa de los Carpena, se lleva a cabo el velatorio de don Pedro. Digna permanece erguida junto al ataúd, sin lágrimas, con una mezcla de alivio, rabia y culpa. Irene intenta suavizar la memoria del difunto, pero Digna responde con una amarga sinceridad: Pedro fue un hombre malvado. El sacerdote, ajeno a la verdadera naturaleza del difunto, lo elogia como un pilar de la comunidad, mientras Digna revive oscuros recuerdos de crueldad y abuso. La contradicción entre las palabras del párroco y los recuerdos de quienes sufrieron a manos de Pedro es insoportable. Para Digna, la paz no es un destino posible para un alma tan corrompida.
En la Perfumería De la Reina, Andrés muestra su talento y pasión por el trabajo a Tasio. Aunque este se siente inseguro en su papel de director, Andrés lo alienta a confiar en sí mismo, recordándole que la verdadera fortaleza está en su honestidad y en el cariño que siente por su gente. La conversación entre ambos se convierte en un bálsamo, reforzando la confianza de Tasio en su capacidad para liderar.
Marta, por su parte, se encuentra sumida en los recuerdos de Fina. En el cuarto oscuro, rodeada de objetos que le pertenecieron, revive con dolor los instantes de felicidad que compartieron. Pelayo la encuentra y la incita a dejar atrás su duelo, pero su intento de ayudarla se transforma en una discusión. En un arrebato de desesperación, él le dice la frase que nunca debía pronunciar: “Fina no va a volver”. Estas palabras rompen a Marta, que se desploma en un llanto desgarrador, hundida en la certeza de su pérdida.
Los hermanos Merino, Luis y Joaquín, están angustiados por la posibilidad de que Damián denuncie a su madre, Digna, por la muerte de Jesús. Joaquín, incapaz de soportar la incertidumbre, decide enfrentarse a él directamente. La tensión se apodera del laboratorio, mientras el futuro de la familia pende de un hilo.

En la intimidad del hogar, Begoña intenta rescatar algo de la relación con Gabriel, proponiéndole ir al teatro juntos. Por un instante, él siente la tentación de aceptar, pero su deber lo arrastra de nuevo al engaño que mantiene con Isabel. Rechaza la invitación y deja a Begoña devastada. La distancia entre ellos se ensancha cada vez más, mientras Gabriel se adentra en una peligrosa red de mentiras.
En la casa de los Carpena, Irene le confiesa a Cristina que don Pedro estuvo detrás de la desaparición de José, aunque también le reveló que sigue vivo. La revelación destruye a Cristina, que se siente traicionada por el hombre que la crió. Más tarde, buscando consuelo, intenta acercarse a Luis, pero él rechaza sus avances con compasión. La joven, herida y humillada, se siente más sola que nunca.
En la cantina, Tasio pide perdón a Gaspar y rompe el contrato de traspaso del local, rogándole que se quede. Gaspar duda, pero la sinceridad en las palabras de Tasio siembra en él la posibilidad de reconsiderar su partida.
Gabriel, disfrazado de Dámaso Úbeda, se encuentra con Isabel en un hotel. Cada palabra, cada gesto, es una mentira peligrosa que lo aleja de Begoña y lo acerca al abismo. Isabel lo estudia con suspicacia, como si pudiera ver más allá de la máscara.
La jornada culmina con un encuentro decisivo. Damián llega a la casa de los Merino y pide hablar a solas con Digna. Ella teme lo peor, pero lo que escucha la sorprende: él no la denunciará. Sin embargo, su revelación es aún más dura. Damián sabe que no fue Digna quien mató directamente a Jesús, sino Pedro, que lo dejó morir deliberadamente. La confesión exime a Digna de la acción final, pero Damián no puede perdonarle su silencio. Durante años permitió que todos creyeran que Jesús se había suicidado, dejando a la familia destrozada bajo una mentira insoportable. Ese silencio, para Damián, es imperdonable.
El capítulo cierra con esta verdad desgarradora: la revelación no trae paz, sino nuevas cadenas de culpa, dolor y reproches. La noche de Toledo apenas comienza, pero las heridas abiertas en los corazones de las familias De la Reina, Carpena y Merino parecen demasiado profundas para cerrarse.