AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD,VIERNES 26 DE SEPTIEMBRE ANTENA 3, CAPITULO 405, GABRIEL DESENMASCARADO

El episodio 405 de Sueños de libertad comienza en los alrededores de la fábrica, donde Gabriel, con un aire nervioso, busca a Isabel. Sin embargo, Tasio se cruza en su camino y lo detiene con amabilidad, comentando sobre el contrato de reformas que Gabriel había dejado listo. La conversación parece casual, pero poco a poco va adquiriendo un tono más íntimo. Gabriel, con un dejo de confidencia, admite que estar tanto tiempo encerrado en la fábrica lo agobia. Tasio, comprensivo, reconoce esa misma sensación, pero señala que la responsabilidad hacia los trabajadores lo obliga a resistir. Gabriel, tratando de acercarse más, sugiere que podrían encontrarse en otro lugar para hablar de cosas alejadas de los negocios. Todo parece un simple intercambio hasta que, sin darse cuenta, Gabriel llama a Tasio “primo”.

Este detalle cambia el rumbo de la escena. Isabel, que había estado escuchando escondida entre los arbustos, sale de su escondite para enfrentar a Gabriel. Herida y furiosa, lo acusa de haberla engañado todo este tiempo. Con voz entrecortada, reconoce lo ciega que estuvo al creer en él, comprendiendo al fin por qué siempre fue distante con ella. Subidos en un carro, Gabriel intenta justificarse, pero Isabel, desconfiada, lo interrumpe tajante. No cree ni una sola palabra de su boca. Ella lo llama mentiroso y lo desafía con dureza. Gabriel, desesperado, la toma del brazo y le ruega que lo escuche, pero Isabel amenaza con gritar y exponerlo ante todos. Sin otra opción, él la suelta, derrotado, mientras ella lo acusa con dolor de haberle destrozado la confianza. La tensión de este enfrentamiento marca un antes y un después en la relación de ambos.

Mientras tanto, en la casa de don Pedro, se desarrolla la lectura de su testamento. El notario revela las disposiciones finales: a Claudia le deja una renta vitalicia de 9000 pesetas, a Cristina le otorga todas las acciones de la empresa de perfumerías, e Irene hereda la casa de Toledo, además de ser nombrada heredera universal. Finalmente, cede una propiedad a las hermanas emilianas, en agradecimiento por su apoyo a la familia. La lectura sorprende a todos. Claudia, entre lágrimas, asegura no merecer tal generosidad. Cristina, por su parte, se muestra incómoda con la herencia empresarial, pues es química y no sabe cómo manejar un negocio. Irene, consternada, protesta porque la casa de Madrid no quedara para la viuda de Pedro. Sin embargo, lo más impactante llega cuando se menciona a Digna: no hereda bienes, sino una carta personal.

Digna, conmovida, pide quedarse a solas para leer la misiva. La carta comienza con un tono de disculpa: Pedro reconoce haberle causado dolor, pero asegura que sus acciones siempre buscaron su bienestar y el de los hijos. Confiesa que no le dejó bienes porque sabía que lo único que deseaba era olvidar todo lo vivido juntos. No obstante, le entrega lo que considera la verdadera llave de su libertad: una confesión firmada por su sobrino Jesús, un documento que podría alterar para siempre su destino y el de su familia. La emoción de Digna al descubrir esta confesión es desgarradora. El recuerdo del sufrimiento causado por esas palabras resurge con fuerza, prometiendo traer consecuencias aún más duras.

En paralelo, Gabriel continúa con su plan oculto. Conversando con María, que lo provoca con ironía, admite que Isabel lo ha descubierto. Relata cómo la joven, al verlo en una fotografía junto a Miguel Ángel Vaca, ató cabos y descubrió su verdadera identidad. María, entre risas, señala lo absurdo de haber intentado seducirla bajo un nombre falso, advirtiendo que esos engaños nunca acaban bien. Gabriel reconoce que tarde o temprano tendría que enfrentarse a la verdad, pero no pensaba que sería tan pronto. Con gesto sombrío, confiesa que utilizó la confianza de Isabel para obtener información valiosa sobre los de la Reina, especialmente sobre su tío y sus primos. María, seria, lo previene: toda su estrategia puede venirse abajo si Isabel decide hablar.

Por otra parte, Irene visita a Digna para devolverle algunas pertenencias. Aunque intenta tender puentes y pedirle perdón tras la muerte de Pedro, Digna responde con frialdad. Para ella, no tiene sentido mantener una relación que siempre estuvo marcada por mentiras. Irene, herida, insiste en que su vínculo fue sincero y que siempre la consideró una hermana. Pero Digna corta la conversación con dureza. Sin embargo, antes de que Irene se marche, Digna le revela una verdad devastadora: Pedro la manipuló haciéndole creer que ella era responsable de la muerte de su sobrino, cuando en realidad él murió desangrado porque Pedro no hizo nada por salvarlo. Irene queda paralizada al escuchar esto. El recuerdo de su conversación con Damián, antes de la muerte de su hermano, resurge con dolor. Ambas mujeres reconocen haber sido manipuladas y engañadas por Pedro. Con amargura, Irene admite que nunca podrán perdonarlo, y ambas se despiden sumidas en una tristeza compartida.

El episodio 405 se convierte así en un capítulo cargado de revelaciones y rupturas. Gabriel queda expuesto ante Isabel, lo que amenaza con desmoronar sus planes; la lectura del testamento de Pedro sacude a todos con disposiciones inesperadas y una carta que destapa secretos del pasado; Digna e Irene, enfrentadas, se reconocen víctimas de la misma manipulación. Cada escena muestra cómo la verdad, tarde o temprano, sale a la luz, cambiando para siempre las dinámicas de poder, los lazos familiares y los sentimientos entre los personajes. Este avance anticipa tormentas emocionales que marcarán profundamente el rumbo de la historia en los próximos capítulos.