AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD,MARTES 7 DE OCTUBRE ANTENA 3, CAPITULO 412, CRISTINA VENDE SUS ACCIONES

El capítulo 412 de Sueños de Libertad, correspondiente al martes 7 de octubre, llega cargado de decisiones que marcarán un antes y un después en la historia. Desde los pasillos de la fábrica hasta los secretos que se ocultan en la familia Reina, los hilos del poder, la ambición y la verdad se entrelazan para desencadenar una tormenta emocional sin precedentes.

La jornada comienza en la fábrica, donde los socios se reúnen para una importante junta de accionistas. Cristina llega visiblemente incómoda; aún no ha terminado de aceptar del todo su nuevo rol dentro de la empresa. Tasio intenta tranquilizarla, recordándole que pronto llegará su padre acompañado de Andrés. Pero en lugar de eso, aparece Damián con un aire de aparente serenidad. Informa que Andrés no asistirá y que tanto él como Marta le han pedido felicitar a Cristina en su nombre por su reciente incorporación como accionista. Las palabras suenan corteses, pero detrás de cada gesto se percibe una tensión latente.

Tasio toma la palabra para poner al día a los presentes sobre el estado de la empresa. Damián interviene, destacando las buenas noticias con los clientes norteamericanos. Tasio confirma los avances y anuncia con entusiasmo que los productos de la fábrica pronto llegarán a bases europeas, incluso hasta Turquía. Joaquín celebra el logro, considerando que, tras la crisis económica, se trata de un auténtico respiro. La atmósfera parece mejorar cuando Tasio añade que las obras de saponificación van adelantadas y que pronto se volverá a producir jabón en la planta, reduciendo así costos y proyectando beneficios antes de finalizar el año.

Damián aprovecha para remarcar que las acciones de Cristina están en buenas manos, respaldadas por un equipo sólido. Luis, con su habitual cinismo, suelta una frase punzante: “Aquí lo que realmente huele no son los perfumes, sino el dinero.” La sala se llena de sonrisas forzadas. Tasio cambia de tema para hablar de las ventas de Pasión Oculta. Damián interrumpe para recordar que ese perfume es una creación de Cristina. La joven se sorprende al enterarse de que las ventas han aumentado, mientras Tasio y Damián la felicitan. Pero la aparente calma se rompe cuando Cristina toma la palabra.

Con voz firme, anuncia que quiere dejar la fábrica y vender sus acciones. Explica que ha tomado la decisión por motivos personales y que no se siente preparada para la vida empresarial. Quiere marcharse a Francia, a Grasse, el corazón del perfume, y continuar allí su carrera. La noticia cae como un jarro de agua fría. Luis intenta hacerla reconsiderar, pero Cristina se mantiene decidida. Joaquín confiesa que le gustaría comprar sus acciones, aunque no dispone de fondos tras la reciente ampliación de capital. Tasio tampoco puede hacerlo. Entonces Damián, sin titubear, declara su interés en adquirirlas. Promete preparar una oferta en los próximos días. Cristina asiente con cortesía, mientras Joaquín y Luis intercambian miradas preocupadas. Saben que si Damián se convierte en el nuevo accionista mayoritario, el equilibrio de poder dentro de la empresa podría desaparecer.

En el laboratorio, Joaquín y Luis comentan la jugada. Joaquín, alarmado, insiste en que no pueden permitir que Damián compre esas acciones. Si eso ocurre, los Reina recuperarían el control total. Luis responde resignado: no hay dinero para hacerle una contraoferta a Cristina. Joaquín, cada vez más nervioso, le sugiere manipular la situación a su favor, aprovechar la relación personal que aún existe entre Luis y Cristina. Pero Luis se niega tajantemente. Afirma que no sería ético aprovecharse de los sentimientos de ella, aunque admite que todavía hay algo entre ambos. Joaquín se marcha dejando una advertencia: “Piénsalo bien antes de dejar que Damián compre esas acciones.”

En ese momento, Cristina entra al laboratorio buscando unas hierbas para el jabón. El ambiente entre ella y Luis se vuelve tenso y cargado de emociones. Luis aprovecha para preguntarle si está completamente segura de su decisión. Cristina confirma su deseo de irse y buscar un nuevo comienzo en Francia. Luis intenta hacerla cambiar de opinión, pero ella lo corta en seco: “Lo mejor para los dos es que me vaya.” Sus palabras dejan a Luis en silencio, con la mirada perdida entre la resignación y el desconsuelo.

Mientras tanto, en la casa de los Reina, la tensión se traslada al terreno familiar. Gabriel llega furioso, desahogándose con María. Le cuenta que acaba de salir de una reunión con Damián y que se ha enterado de la decisión de Cristina de vender sus acciones. María, con su habitual sarcasmo, comenta que Damián siempre se las ingenia para salir beneficiado. Gabriel confiesa que lo que más le preocupa es que su tío quiera comprarlas. María lo provoca, insinuando que eso podría incluso favorecer los planes ocultos de Gabriel para desestabilizar la empresa. Pero él no está tranquilo. Desconfía de los movimientos de Damián y siente que todo se le está saliendo de las manos.

La conversación deriva hacia Andrés y Begoña. María, visiblemente alterada, le reprocha a Gabriel haber sembrado en ella la duda sobre la posible relación entre ambos. Él intenta calmarla, asegurando que no hay nada entre ellos, pero María se siente humillada y dolida. En ese momento, Gabriel, cansado de los reproches, decide soltar la bomba: le revela que Begoña está embarazada y que el hijo que espera es suyo. María se queda petrificada. La traición, disfrazada de secreto, toma forma frente a ella.

La confesión abre un abismo entre ambos. María, atónita, intenta comprender cómo Gabriel puede estar tan tranquilo ante una revelación tan grave. Le pregunta si Andrés lo sabe. Gabriel responde tajante: no, y espera que siga siendo así. Su prioridad es mantener el control, especialmente ahora que Brosard lo presiona y necesita actuar sin distracciones. María, entre la rabia y la ironía, le lanza un último dardo: “Vaya forma de confiar en mí.” Gabriel la interrumpe con frialdad: “Confío en que no dirás nada. Si hablas, todo se vendrá abajo.”

La tensión se eleva aún más cuando aparece Andrés, dispuesto a ir a la fábrica tras recibir una llamada urgente de Joaquín por un problema con las calderas. Gabriel lo detiene, fingiendo preocupación, y se ofrece a acompañarlo. María observa la escena en silencio, sabiendo que detrás de cada gesto amable se esconde un propósito oscuro. Ambos hombres se marchan juntos, dejando en el aire una sensación de inminente desastre.

El episodio cierra con la certeza de que nada volverá a ser igual. Cristina parece lista para iniciar un nuevo camino lejos de la fábrica, pero su decisión podría desencadenar una guerra interna por el control del negocio. Gabriel, por su parte, juega con fuego al ocultar su paternidad y manipular a su entorno, sin imaginar que su secreto está a punto de estallar. En Sueños de Libertad, cada elección tiene un precio, y esta vez, el costo podría ser demasiado alto para todos.