AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, LUNES 29 DE SEPTIEMBRE ANTENA 3, CAPITULO 406, ¿MARÍA ES DESCUBIERTA?
En el capítulo 406 de Sueños de libertad, previsto para el lunes 29 de septiembre, la tensión se multiplica y los secretos amenazan con salir a la luz, desencadenando una cadena de consecuencias que podría arrastrar a todos los personajes hacia un abismo de sospechas, traiciones y venganzas personales.
La historia se reanuda en el hotel, donde Isabel sostiene todavía el teléfono en sus manos, con el dilema de revelar o no la verdad a la familia de los De la Reina. Gabriel, visiblemente nervioso, le implora que lo piense dos veces. Con la voz quebrada, admite que ha mentido tanto que ya no puede esperar confianza de ella, pero insiste en que sus intenciones no eran del todo falsas. Le confiesa que, si de verdad hubiera estado con Isabel solo por interés, habría desaparecido mucho antes, sin necesidad de prolongar el contacto ni arriesgarse de esa manera. Isabel, dolida, le responde que solo él puede explicar esas razones ocultas.
En ese instante, suena la llamada que pone a ambos al límite. La familia de la Reina contesta al otro lado, pero Gabriel, con sangre fría, corta la comunicación de manera abrupta. Isabel lo observa con incredulidad, reprochándole la decisión, y entonces él da un paso más: confiesa abiertamente que su plan era hundir a Perfumerías La Reina para que Brosard pudiera comprar la empresa a bajo precio. Isabel, sorprendida, le pregunta si trabaja directamente para Brosard. Gabriel lo niega, asegurando que lo hace por cuenta propia, aunque reconoce que ambos comparten intereses.
A pesar de su aparente frialdad, Gabriel admite que su estrategia inicial, planeada para durar unas semanas, se prolongó demasiado. Al ser acogido por la familia de Damián, terminó atrapado en su propia mentira y seducido por un amor que creyó verdadero con Isabel. Él mismo reconoce que fue ingenuo al pensar que ese sentimiento bastaría para cimentar un futuro en común. Isabel, entre lágrimas y rabia, le recrimina sus engaños, aunque termina confesando que no desea verlo arruinado por la venganza de Damián. Ambos sellan una frágil alianza basada en el odio hacia la familia que los ha marcado. Isabel promete estar de su lado, aunque no deja de sentirse herida por la manipulación.
Mientras tanto, en la casa de Irene, la trama toma otro rumbo. Ella y Cristina conversan sobre la soledad de Irene en una casa demasiado grande. La viuda propone incluso venderla o compartirla con Cristina, pero esta, con gesto abatido, confiesa que no sabe si debe quedarse en Toledo. El motivo de su duda no es otro que su amor imposible por Luis Merina, un hombre casado. Con vergüenza, admite que no puede soportar seguir trabajando junto a él en la fábrica, aunque sea consciente de que sus sentimientos no tienen futuro. La idea de vender sus acciones surge como una alternativa radical, pero Irene la confronta: recordarle que tiene responsabilidades con la empresa y que no siempre es posible elegir la vida que una desea. La conversación se interrumpe cuando Irene descubre un hallazgo inquietante entre las pertenencias de su hermano: una cartilla bancaria que revela movimientos recientes, retiradas semanales de dinero que no encajan con lo que se sabía de Pedro. Junto a un sobre con pesetas y la dirección de un apartado de correos, el misterio sobre José se intensifica, obligando a ambas a buscar la ayuda de Ángel Ruiz.

De nuevo en el hotel, Gabriel se muestra confiado al declarar que Perfumerías La Reina está tambaleando y que solo falta un golpe final para que los accionistas se vean obligados a vender a Brosard. Isabel, sorprendida y con cierto temor, le pregunta si después de lograrlo volverá a Francia. Gabriel lo niega: su intención es quedarse y que ella se una a él en Toledo para dirigir juntos la empresa. Isabel se muestra incrédula, pero él insiste, apelando a la posibilidad de vengarse de quienes la humillaron. Ella, con rabia contenida, acepta colaborar, pero propone quedarse en Madrid para ser más útil, viéndolo en encuentros esporádicos. Gabriel, calculador, le advierte que sería demasiado arriesgado y que la tentación de verla podría delatarlo. Tras una discusión tensa, llegan a un acuerdo: Isabel se quedará en la capital, pero exige noticias semanales de Gabriel, bajo amenaza de presentarse en la colonia si él incumple.
Mientras esta peligrosa alianza se afianza, en la casa de la familia De la Reina, María enfrenta su propio dilema. La llegada de Manuela con el desayuno la pone en apuros, y en un descuido derrama té caliente sobre sus piernas. Su reacción nerviosa casi la delata, y solo la presencia de Gabriel logra calmarla. Entre ambos se desarrolla un diálogo cargado de advertencias: María teme que no pueda sostener la farsa por mucho tiempo y lo cuestiona sobre sus idas a Madrid. Gabriel admite con ironía que ha tenido que revelar más de la cuenta a Isabel, hasta confesar que su objetivo es boicotear la fábrica desde dentro. María se alarma: ese no era el plan inicial, solo debía ganarse el corazón de Isabel para manipularla. Gabriel, sin embargo, cree que hizo lo correcto, convencido de que su sinceridad lo acerca más a ella. María, cada vez más preocupada, teme que Isabel no guarde silencio y le advierte de que está jugando con fuego.
El ambiente se enrarece aún más cuando María le advierte que las sospechas comienzan a crecer en la colonia. Begoña ha comentado a Andrés y a Damián que Gabriel ya acumula dos noches seguidas de reuniones con un supuesto cliente, y aunque hasta ahora nadie le ha dado demasiada importancia, no tardarán en interrogarlo directamente. María insiste en que debe tener preparada una excusa sólida si no quiere levantar sospechas. Gabriel, con arrogancia, responde que la verdadera amenaza es ella, si no controla mejor sus nervios. El enfrentamiento concluye con una advertencia mutua: ambos saben que cualquier paso en falso puede significar la ruina de sus planes.
Así, el capítulo 406 se convierte en un juego de máscaras y secretos, donde cada personaje camina sobre una delgada línea. Gabriel e Isabel se alían bajo una relación envenenada, Irene y Cristina descubren nuevas piezas del rompecabezas que rodea a José, y María, cada vez más acorralada, se enfrenta al riesgo de ser descubierta. El suspense crece a medida que las mentiras se multiplican y las consecuencias se hacen inevitables.