AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, JUEVES 2 DE OCTUBRE ANTENA 3, CAPITULO 409, EL REGRESO DE JOSÉ
El esperado episodio 409 de Sueños de libertad se inicia en el laboratorio, donde Irene llega llena de emoción para dar una noticia crucial. Con voz entrecortada pero firme, anuncia que Damián ha hablado nuevamente con Zabalza y le ha confirmado lo que tanto temían: fue Pedro quien pagó para que se encargara de José. Esta revelación provoca un silencio tenso, y de inmediato Cristina, alarmada, pregunta por la situación actual de José. La incertidumbre la consume, y con ansiedad busca respuestas. Irene, tratando de mantener la calma, le explica que lo único que sabe es que Zabalza exigió una gran cantidad de dinero para liberarlo. Afortunadamente, Damián aceptó sus condiciones y ya entregó la suma pedida. Aunque eso abre una luz de esperanza, Cristina no logra contener su indignación: ¿cómo pueden confiar en un hombre sin escrúpulos como Zabalza? Irene, resignada, intenta tranquilizarla diciéndole que no hay otra salida y que ahora solo queda esperar con fe.
La tensión se traslada fuera de la fábrica, donde un grupo de hombres abandona brutalmente a José, lanzándolo desde un carro. Malherido y casi inconsciente, es descubierto por Gaspar, quien corre hacia él lleno de desesperación. Lo sacude intentando reanimarlo mientras José apenas logra pronunciar un nombre: Cristina. Confundido, Gaspar se pregunta si ese hombre se refiere a la química que trabaja en la colonia. De inmediato pide ayuda, y con la colaboración de otros lo trasladan al dispensario.
Allí, Luz, con la firmeza de una médica acostumbrada al dolor ajeno, lo acomoda en la camilla y empieza a estabilizarlo. José, en su fragilidad, apenas repite el nombre de Cristina, como si ese fuera su único ancla con la vida. Gaspar, con el corazón acelerado, corre al laboratorio en busca de ella. Agitado, le cuenta lo sucedido: un hombre de entre 55 y 60 años, con el cabello canoso, había sido hallado en grave estado, y lo único que alcanzó a decir fue su nombre. Cristina siente un vuelco en el corazón. De inmediato comprende quién es y corre hacia el dispensario.
La escena allí es conmovedora. Apenas entra y lo ve, Cristina se acerca con lágrimas en los ojos, acaricia su mano y lo llama con ternura: “Pepe, Pepe, ¿cómo te han dejado así?”. Irene también llega poco después, y Luz, consciente de la fragilidad del paciente, les advierte que no lo agoten demasiado. José, aún débil, intenta hablar. Con dificultad explica que jamás quiso que creyeran que los había abandonado. Irene, con firmeza, le pide que descanse, pero él insiste en relatar lo vivido. Cuenta cómo fue interceptado en los jardines de la condesa por una pareja de la Guardia Civil, quienes lo llevaron a la fuerza. Desde entonces había permanecido encerrado, privado de la luz del sol y tratado peor que a un animal, sin apenas comida ni agua. El relato estremece a las dos mujeres. Irene, con dolor, baja la mirada y reconoce que detrás de todo estaba nuevamente su hermano Pedro.
José, debilitado pero lúcido, expresa su desconcierto: no entiende por qué lo liberaron si Pedro es tan despiadado. Cristina e Irene intentan calmarlo revelándole la noticia que aún no logra asimilar: Pedro ha muerto. Aunque esa verdad lo impacta y le genera una mezcla de alivio y miedo, ellas le insisten en que descanse, recordándole que lo importante es que ahora está vivo y seguro junto a ellas.
Mientras tanto, en la casa de los Reina, Gabriel llega con una actitud entusiasta para conversar con María. Orgulloso, le cuenta que está cada vez más cerca de ganarse la confianza de Tasio, y que una reunión reciente fue bastante amistosa. María, sin embargo, le recuerda con cierta ironía que Tasio fue quien lo desplazó de la comisión que Damián le había propuesto. Gabriel, confiado, asegura que eso ocurrió porque Pedro aún estaba en control, pero ahora todo es diferente y él sabrá aprovechar la oportunidad. Ambos coinciden en que Tasio carece de la preparación necesaria para dirigir, y Gabriel se muestra convencido de que pronto ocupará un lugar estratégico.

En esa conversación, Gabriel revela además su plan para asistir a una reunión con los americanos. Aunque en principio debía asistir Andrés, lo ha convencido para que lo lleve a él, aprovechando que Tasio no domina el inglés. Su estrategia es clara: utilizar su posición como traductor para manipular la negociación. María, aunque intrigada, le advierte de los riesgos, pero Gabriel, con su arrogancia habitual, asegura que no dejará huellas escritas de sus artimañas. Entre risas y comentarios sarcásticos, la complicidad de ambos se mezcla con ambiciones y secretos que amenazan con estallar en cualquier momento.
La conversación deriva hacia temas más personales, y María lo cuestiona sobre su relación con Begoña. Gabriel reconoce que debe esforzarse más, pues ella lo rechazó recientemente. María, con ironía, lo provoca recordándole que quizá ya no tiene el mismo poder de seducción de antes. Él responde con picardía, desviando la atención hacia la propia vida de María y Andrés, generando un cruce de reproches juguetones. Sin embargo, Gabriel también confiesa que ha comprado entradas para el teatro, intentando recuperar el terreno perdido con Begoña a través de gestos culturales que puedan conquistarla.
En paralelo, en la cocina, Damián comparte un momento de calma con Manuela, quien le sirve un té. El teléfono interrumpe la paz y es Irene quien llama para darle la buena noticia: José ha sido liberado. Aunque su estado es delicado, está vivo y bajo cuidado. Damián, aliviado, agradece la noticia y reconoce que lo único importante ahora es atenderlo. Irene, con gratitud sincera, le reconoce la ayuda prestada. Él, humilde, responde que no hay nada que agradecer, pues era su deber. Al colgar, Manuela percibe la alegría en su rostro y celebra junto a él que, por fin, las buenas noticias regresen a esa casa. En un gesto cargado de ternura, Damián le confiesa que hablar con ella siempre le alegra el día, consolidando poco a poco un vínculo que crece en medio de tantas tormentas.
Este capítulo 409 de Sueños de libertad se convierte en un punto de inflexión. El regreso de José no solo sacude la vida de Cristina e Irene, sino que también representa el cierre de una etapa oscura marcada por el dominio de Pedro. A la vez, abre la puerta a nuevas intrigas en la familia Reina, donde la ambición de Gabriel promete desatar conflictos aún más intensos. En cada rincón de la colonia y en cada corazón de los protagonistas, la esperanza renace, aunque la sombra de la traición y el poder sigue acechando.