Avance Sueños de Libertad, capítulo 429: Andrés y Begoña: el reencuentro más esperado
La habitación del hospital, inundada por la luz tibia de la mañana, se sentía como un santuario. Andrés estaba sentado en la cama, todavía frágil, pero despierto y consciente. Había salido del coma que lo había mantenido cautivo tras la explosión. A su lado, Begoña se acercó, su rostro una mezcla de alivio, temor y el dolor de la verdad que cargaba.

Era el momento. El reencuentro más esperado. El hombre que amaba, de vuelta de la muerte, y la mujer que había jurado seguir adelante con otro.
BEGOÑA
(Su voz tiembla, toma su mano con extrema delicadeza, como si temiera romperlo)
Andrés… Estás despierto. Sabía que lo lograrías.
ANDRÉS
(Le sonríe, pero su mirada está velada por una extraña neblina. La sonrisa no llega a sus ojos)
Begoña. Eres tú. Siempre has estado aquí, ¿verdad? No recuerdo… no recuerdo cómo llegué aquí. Solo… mucha oscuridad. Y el sonido de tu voz, como un ancla.
La mención de su voz, su recuerdo más reciente y más puro, la golpeó como una ola. Ella se inclinó, incapaz de contener la emoción.
BEGOÑA
(Una lágrima se escapa, pero sonríe)
Sí. Aquí estoy. No te he dejado ni un momento.
El momento era de una intimidad brutal. Andrés le acarició la mano, un gesto tierno que reavivó la llama que Begoña había intentado sofocar.
ANDRÉS
(Su voz se vuelve íntima, baja)
Cuando despierte del todo… cuando me recupere. ¿Crees que podremos… que podremos intentar de nuevo lo nuestro? Siento que nos queda tanto por vivir. La vida… nos ha dado una segunda oportunidad.
Begoña sintió cómo el mundo se le venía encima. La “segunda oportunidad” que él creía tener, estaba empañada por su amnesia. Él no recordaba su compromiso con Gabriel, no recordaba el infierno que habían pasado, ni la decisión que ella había tomado de elegir la estabilidad para Julia.
BEGOÑA
(Retira su mano lentamente, el corazón latiéndole a un ritmo frenético)
Andrés… yo… Hay muchas cosas que tenemos que hablar. Pero ahora no es el momento. Ahora solo tienes que descansar y centrarte en tu recuperación.
ANDRÉS
(Frunce el ceño, una pizca de confusión en sus ojos)
¿Hablar? ¿De qué, Begoña? No hay nada que hablar. Siempre hemos sido tú y yo. ¿O me equivoco?
El dilema la ahogaba. Contarle la verdad ahora, sobre Gabriel, sobre su compromiso, sobre Julia llamándolo “tío”, podría ser devastador para su recuperación, incluso letal. Pero guardar silencio era una traición a Gabriel y una mentira que construiría una trampa para Andrés.
BEGOÑA
(Con la mayor dulzura y el dolor más grande)
No te equivocas en lo esencial. Eres la persona más importante para mí. Pero por favor, confía en mí. Dame tiempo. Cuando salgas de aquí, lo entenderás todo.
Ella se levantó, incapaz de sostener su mirada por más tiempo. Tenía que callar la verdad sobre su compromiso con Gabriel, la verdad de su vida actual, para proteger la frágil mente de Andrés. Él la miraba con la ilusión de un futuro que, para ella, ya no existía.
Pero la esperanza en los ojos de Andrés, la creencia de que “siempre habían sido ellos dos”, era una fuerza que amenazaba con derrumbar todo el nuevo mundo que Begoña había construido con tanto esfuerzo y sacrificio.
Próximo avance: ¿Te gustaría que escribiera el siguiente capítulo, donde Damián le pide a Luz un diagnóstico de Andrés, o el Capítulo 434 sobre la decisión de Gabriel de adoptar a Julia?