” Una Nueva Vida” Capitulo 4 Antena3 Serie Turca : ¡Seyran está siendo atrapado por Ferit!
El sol de la tarde se filtra por los ventanales de la mansión, pintando motas de polvo en el aire, pero el ambiente en el dormitorio de Seyran (aún llena de una resistencia indomable) es de oscuridad sofocante. El cuarto, aunque lujoso, se siente como una cárcel de terciopelo.
Ella está sentada en el borde de la cama, leyendo un libro con una concentración forzada, un frágil escudo contra la amenaza palpable que acaba de entrar en la habitación.
Ferit (el esposo, cuyo encanto arrogante ahora se mezcla con un resentimiento creciente) cierra la puerta detrás de él con un golpe seco que hace temblar el silencio. Él se acerca, con una sonrisa cínica que no llega a sus ojos.

“¿Estudiando?” pregunta Ferit, con un tono burlón. “Una buena esposa Korhan debería estar estudiando las reglas de la casa, no leyendo novelas de escapismo.”
Seyran no levanta la vista del libro. Su voz es fría y controlada. “Estoy leyendo para mí, Ferit. No para convertirme en el tipo de esposa que tú y tu familia quieren. Y no estoy obligada a darte cuenta de cómo gasto mi tiempo.”
Ferit da un paso más, su sombra cubre las páginas del libro. Su paciencia se está agotando. “Ah, pero te equivocas, mi querida Seyran. Estás obligada. Desde el momento en que pusiste ese anillo en tu dedo, te convertiste en una propiedad Korhan. Y las propiedades son… manejadas.”
Ella finalmente levanta la mirada. Sus ojos son de un fuego helado. “Yo no soy una propiedad, Ferit. Soy una persona. Y si crees que me vas a atrapar en esta vida como has atrapado a todas las otras mujeres, te equivocas.”
“¿Atrapar?” Ferit se ríe, un sonido seco y sin humor. Él se inclina, poniendo ambas manos a los lados de ella en la cama, acercando peligrosamente su rostro al de Seyran. La proximidad es un tormento.
“Seyran, ¿aún no lo entiendes? No tengo que atraparte. Ya estás atrapada. Estás atrapada en el apellido, en la mansión, en la promesa que hiciste ante Dios y mi abuelo. Y lo más importante,” susurra, su voz baja y penetrante, “estás atrapada en esta atracción que intentas negar cada vez que te miro.”
Ella siente el calor de su aliento, la fuerza de su presencia. Su corazón late desbocado contra su voluntad. Es la prueba de que el peligro está cerca.
“¡No hay ninguna atracción!” dice Seyran, con un siseo furioso. “Solo hay repulsión por el hombre superficial y cruel que eres. Intenta alejarte.”
Ferit sonríe, triunfante ante la falsa calma que intenta proyectar. “No. No lo haré. Porque esta noche, Seyran, vamos a tener nuestra primera conversación real como esposos. Sobre lo que se espera de ti. Y sobre cómo vamos a manejar este matrimonio. Eres mía, y es hora de que aceptes que no hay escapatoria.”
Sus palabras son como cadenas invisibles que se aprietan a su alrededor. Seyran siente la trampa cerrándose. No se trata solo de la familia o del dinero, sino de la voluntad dominante de Ferit, que intenta anularla. Él no busca su amor; busca su sumisión.
Ella respira, buscando la fuerza en algún rincón de su alma. Si va a estar atrapada, será una prisionera indomable.
“Muy bien, Ferit,” dice ella, aceptando el desafío. “Hablemos. Pero que te quede claro: no me has atrapado a mí. Has atrapado mi cuerpo en esta habitación. Pero mi mente y mi corazón… esos son míos. Y si intentas romperlos, yo seré quien rompa este matrimonio y tu reputación.”
Ferit retrocede un paso, impresionado por la amenaza franca. Su juego ha escalado. La batalla de voluntades ha comenzado. Él la ha acorralado, pero ella ha devuelto el golpe con un fuego inesperado. El destino de Seyran y Ferit pende de un hilo, tensado por el conflicto y la irrefrenable química entre ellos.