¡VOLADO! La actriz Emma Govantes pide una gran suma de dinero y Tasio acepta apurado – Sueños de Libertad

En el nuevo capítulo de Sueños de Libertad, una escena cargada de tensión, orgullo y negociación deja al descubierto las ambiciones y debilidades de sus protagonistas. Emma Govantes, la reconocida actriz que ha cautivado al público con su talento y carisma, se convierte en el centro de atención al exigir una suma exorbitante por participar en la campaña publicitaria de las Perfumerías De la Reina. Su entrada al despacho de Carmen y Tasio marca el inicio de un pulso de poder en el que la vanidad, la desesperación económica y el cálculo empresarial se mezclan en un cóctel explosivo.

La secuencia comienza con una Emma radiante, vestida con elegancia, que irradia seguridad en cada gesto. Desde el primer momento, su tono amable y encantador se entrelaza con una actitud calculadora. Agradece a Carmen por haber pensado en ella para la campaña, reconociendo lo mucho que admira su iniciativa y la calidad del producto que representan. Sin embargo, sus palabras rápidamente se tiñen de condescendencia. Habla de lo sacrificada que es la vida de una actriz, de los viajes constantes, de las largas sesiones de fotos y grabaciones, y de lo difícil que resulta comprometerse con un proyecto publicitario en medio de una carrera tan exigente. Su discurso, lleno de elegancia, encierra un mensaje claro: su tiempo vale oro.

Carmen, emocionada y un tanto intimidada, le asegura que entienden perfectamente su situación. Tasio, siempre prudente, observa en silencio mientras Emma continúa explicando que su representante se opuso firmemente a que participara en la promoción, considerándola una distracción poco rentable. Sin embargo, Emma asegura que ha decidido aceptar por una simple razón: la simpatía que siente por Carmen. “La vida son dos días”, dice con una sonrisa que mezcla encanto y manipulación. Afirma estar entusiasmada por colaborar con Perfumerías De la Reina, lo que provoca alivio inmediato en Carmen, quien no puede evitar mostrar su alegría ante la noticia.

Todo parece marchar sobre ruedas hasta que llega el momento decisivo. Emma, con una calma ensayada, saca de su bolso un sobre y lo coloca sobre la mesa. “Antes de que formalicemos nada, quiero dejarlo todo bien atado. Aquí están mis honorarios”, dice con voz firme. El silencio que sigue es pesado. Carmen abre el sobre y sus ojos se agrandan al ver la cifra. Son demasiados ceros. Tasio, incrédulo, intenta mantener la compostura mientras Emma, sin inmutarse, declara que esa cantidad es más que justa, y que incluso ha hecho un “precio de amiga”.

La tensión se palpa en el aire. Tasio intenta razonar, pero ella corta cualquier intento de negociación con una sonrisa arrogante. Explica que ha rechazado varias campañas de otras marcas, pero que ha decidido aceptar esta precisamente porque confía en Carmen y aprecia su proyecto. Sin embargo, deja claro que si su imagen va a ser utilizada para representar Pasión Oculta, la nueva fragancia estrella de la empresa, debe ser compensada en consecuencia. Su fama, su reputación y su influencia son, según ella, una garantía de éxito.

Tasio, con gesto serio, le responde que comprende su postura, pero que la empresa no había previsto una inversión tan grande. No obstante, promete revisar el presupuesto para encontrar una solución. Emma, triunfante, asiente con satisfacción. “Claro que sí, los empresarios siempre tenéis recursos”, replica con una mezcla de ironía y superioridad. Carmen, nerviosa pero esperanzada, interviene para recalcar que su participación será fundamental para el éxito del perfume. Emma no pierde la oportunidad de reafirmar su valor: “Si hay alguien que puede hacer despegar Pasión Oculta, soy yo”.

El comentario deja claro que la actriz no solo busca dinero, sino también reconocimiento. Quiere reafirmar su posición como una figura indispensable del mundo artístico y comercial. En ese momento, Tasio se da cuenta de que no tiene margen de maniobra. La campaña necesita una cara famosa, y Emma es la mejor opción. A pesar de sus exigencias desmedidas, su presencia podría garantizar el impacto mediático que tanto buscan. Con resignación, acepta sus condiciones. “Está bien —dice finalmente—, haremos una campaña inolvidable contigo.” Emma sonríe satisfecha, y con una carcajada ligera le responde: “Pero trátame de tú, hombre, que soy amiga de tu mujer.”

La escena, aunque breve, condensa uno de los temas más recurrentes de Sueños de Libertad: la lucha entre los intereses personales y las necesidades colectivas. Emma representa el glamour y la ambición sin límites; una mujer que ha aprendido a sobrevivir en un mundo donde la apariencia lo es todo. Tasio, en cambio, simboliza la presión del empresario que, a pesar de su racionalidad, termina cediendo ante las circunstancias. Carmen, atrapada entre ambos, se mueve entre la admiración y el desconcierto, sin advertir que esa alianza podría tener un alto precio.

En el fondo, la negociación con Emma no es solo una transacción económica, sino un reflejo de los conflictos internos de cada personaje. Tasio, cada vez más acorralado por las deudas y la inestabilidad de la empresa, se ve obligado a hacer concesiones que contradicen sus principios. Su deseo de mantener a flote Perfumerías De la Reina lo lleva a tomar decisiones impulsivas. Carmen, cegada por la ilusión de contar con una celebridad, no percibe el riesgo de depender de una mujer tan impredecible. Y Emma, detrás de su sonrisa encantadora, oculta un profundo miedo a perder el estatus que tanto esfuerzo le ha costado construir.

El encuentro termina con una sensación agridulce. Por un lado, el acuerdo parece sellar una oportunidad de éxito para la empresa. Por otro, deja un sabor amargo, una advertencia silenciosa de que el precio del éxito puede ser demasiado alto. En el horizonte de Sueños de Libertad, esta nueva alianza entre la actriz y los empresarios promete traer consigo más que una simple campaña publicitaria: desencadenará una serie de conflictos, malentendidos y traiciones que pondrán a prueba la integridad de todos los implicados.

Así, mientras Emma se marcha del despacho con una sonrisa de triunfo y Tasio queda hundido en la preocupación, el espectador entiende que lo que está en juego va más allá del dinero. Se trata del orgullo, del poder y de la capacidad de mantenerse fiel a uno mismo en un entorno donde todo, incluso la libertad, tiene un precio.