Ana Fernández nos cuenta cómo ha vivido Digna la muerte de don Pedro en Sueños de libertad: “Ha sido una
La muerte de don Pedro ha marcado un punto de inflexión en Sueños de libertad. No solo ha supuesto un cierre dramático para la trama, sino que también ha significado un profundo cambio emocional para Digna, el personaje interpretado por Ana Fernández. La actriz ha compartido cómo ha vivido este momento y cómo ha sido para ella representar el final de una historia de amor que se transformó en una auténtica prisión emocional.
Desde los inicios de la serie, la relación entre Digna y don Pedro se presentó como un vínculo intenso, apasionado y aparentemente sincero. Sin embargo, bajo esa apariencia de romance ideal se escondían los cimientos de una relación desigual, construida sobre la manipulación, los celos y el control. Ana Fernández recuerda que incluso desde la boda, el amor de Digna y don Pedro estaba destinado al fracaso. La actriz confiesa que, aunque su personaje se entregó completamente a ese amor, el tiempo le mostró el verdadero rostro de su marido: un hombre obsesivo, dominante y profundamente inseguro.
Digna, una mujer que había soñado con un matrimonio basado en el respeto y el afecto, fue testigo de cómo su vida se convertía en una jaula dorada. Lo que comenzó como una unión prometedora pronto se transformó en una pesadilla silenciosa. Don Pedro, cegado por sus celos y su necesidad de control, fue construyendo una red de mentiras que terminó por asfixiar cualquier vestigio de amor.
“Cuando Digna descubre que todo es mentira, ya de ese amor no queda nada”, confiesa Ana Fernández, recordando cómo su personaje fue perdiendo la fe en la persona que una vez amó. La traición definitiva llegó cuando don Pedro le arrebató a Joaquín la dirección de la empresa, un acto que reveló la crueldad y el egoísmo de su marido. Ese momento supuso el derrumbe total del vínculo entre ellos, dejando a Digna rota y sin salida.
Para Ana Fernández, la muerte de don Pedro representa mucho más que un desenlace dramático: simboliza la liberación de una mujer oprimida. “Ha sido una liberación”, asegura la actriz. Digna no solo se despide de un esposo, sino también del peso de los años de sufrimiento, de la humillación constante y del miedo. Don Pedro había convertido su amor en una cadena, y su muerte abre la posibilidad de que ella pueda, por fin, respirar y recuperar su identidad.
El personaje de Digna, sin embargo, no emerge ileso de esta experiencia. Ana Fernández explica que su camino hacia la sanación será largo y doloroso. “Tendrá que aprender a perdonarse”, dice con tono reflexivo. Digna deberá reconciliarse consigo misma, aceptar sus errores y comprender que, a veces, amar también puede significar equivocarse profundamente. Ese proceso de perdón no será sencillo, pero contará con el apoyo incondicional de su familia, que se convierte en su refugio tras años de tormenta emocional.
A pesar de todo el sufrimiento vivido, Digna no pierde la capacidad de sentir. Su corazón, aunque herido, sigue latiendo. Y es precisamente ahí donde entra en juego la figura de Damián. El hombre con el que estuvo a punto de casarse antes de que todo se torciera. La relación entre ellos, marcada por la tragedia y el resentimiento, comienza a transformarse tras los recientes acontecimientos. El perdón de Damián, después de descubrir que Digna fue responsable accidentalmente de la muerte de Jesús, ha abierto una nueva puerta entre ellos.

Ana Fernández reconoce que, aunque Digna intenta convencerse de que esa historia ya está rota, todavía existe un vínculo que los une. “Entre Damián y Digna todavía hay esperanza”, afirma la actriz, dejando entrever que el amor podría renacer de las cenizas. Su conexión, según Fernández, se mantiene viva gracias a la comprensión mutua y al respeto que, a pesar de todo, sigue existiendo. “Hay mucha química entre ellos”, añade, sugiriendo que la reconciliación podría ser posible.
La dinámica entre ambos personajes ha evolucionado. Lo que antes era rencor y distancia ahora se ha transformado en ternura y complicidad. Digna, más libre y consciente de sí misma, comienza a mirar el futuro con otros ojos. Ya no es la mujer temerosa que vivía bajo la sombra de don Pedro. Su proceso de reconstrucción es también un acto de valentía, una forma de reivindicarse como mujer y como ser humano.
El arco narrativo de Digna en Sueños de libertad refleja el viaje emocional de muchas mujeres que han vivido relaciones marcadas por la manipulación o el control. Ana Fernández ha sabido darle profundidad y verdad a un personaje que encarna la lucha por recuperar la dignidad perdida. Con la muerte de don Pedro, Digna se enfrenta a su propio renacer, a la posibilidad de volver a amar sin miedo, y a la oportunidad de redescubrir su fuerza interior.
La actriz ha destacado también el reto que ha supuesto interpretar este proceso tan intenso y doloroso. Dar vida a Digna en sus momentos de angustia, impotencia y liberación ha sido, en palabras de Fernández, un viaje emocional que le ha permitido conectar con la vulnerabilidad y la resiliencia de las mujeres que representan el espíritu de Sueños de libertad. “Para mí, ha sido una historia de aprendizaje y de esperanza”, concluye.
El futuro de Digna en la serie aún está lleno de incógnitas. ¿Logrará sanar completamente sus heridas? ¿Podrá perdonarse a sí misma y abrir su corazón de nuevo a Damián? Lo que está claro es que su historia no ha terminado. La muerte de don Pedro ha cerrado un capítulo doloroso, pero ha abierto otro lleno de posibilidades. Y Ana Fernández, con su interpretación llena de matices y sensibilidad, promete seguir emocionando a los espectadores con este viaje de redención, perdón y libertad.
En Sueños de libertad, la vida de Digna simboliza el poder de las segundas oportunidades y la fuerza interior que emerge tras el sufrimiento. Su historia nos recuerda que, incluso en medio de la oscuridad, siempre hay una luz esperando al final del camino.