¡SURGIDO! Isabel se presenta en la colonia buscando a Dámaso y se reencuentra con Gema – Sueños de Libertad
La tensión regresa con fuerza a la colonia cuando Isabel aparece de manera sorpresiva, trayendo consigo un aire de misterio y desconfianza. Su sola presencia provoca un choque inmediato con Gema, quien no tarda en recriminarle su osadía al volver después de las artimañas y engaños que en el pasado marcaron su reputación. Gema, con un tono desafiante y sin filtros, deja en claro que no confía en ella, acusándola de descaro y atrevimiento por presentarse nuevamente en la fábrica, un lugar en el que, según sus palabras, ya no es bienvenida.
Isabel, en cambio, responde con calma, intentando evitar el enfrentamiento directo, aunque sin perder la compostura. No se deja intimidar por los gritos de Gema y asegura que su regreso no responde a ningún propósito oculto ni a un nuevo intento de manipulación. Con firmeza, explica que solo ha venido en busca de su prometido, un hombre con el que mantiene una relación estable y con quien, según revela, pronto pasará por el altar. Isabel va incluso más allá y menciona que su residencia actual se encuentra en París, detalle con el que intenta legitimar su vida presente y alejar cualquier sospecha de que aún esté vinculada a intrigas dentro de la colonia.
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Lejos de tranquilizarse, las palabras de Isabel despiertan más suspicacias en Gema. Con sarcasmo, le responde que su supuesto novio debe de ser una “perlita” por haber elegido a alguien como ella. De inmediato, la curiosidad de Gema se centra en conocer la verdadera identidad del hombre, así como los motivos que lo traen hasta la fábrica. Gema, con tono acusador, pregunta con insistencia si ese misterioso prometido trabaja en las instalaciones de Perfumerías de la Reina. La falta de respuesta clara por parte de Isabel no hace sino reforzar su desconfianza. Para Gema, el silencio de su interlocutora es prueba suficiente de que oculta algo y de que sus intenciones no son tan transparentes como pretende mostrar.
Isabel, consciente de la presión que ejerce Gema, mantiene una actitud de reserva. Se niega a dar explicaciones adicionales y, en lugar de justificarse, opta por dejar en claro que la falta de confianza es mutua: tampoco ella cree en las palabras de Gema ni en sus acusaciones. Este cruce de desconfianza mutua convierte el diálogo en un pulso de voluntades donde ninguna de las dos cede terreno.
La confrontación alcanza un nuevo nivel de hostilidad cuando Gema, incapaz de contener su enojo, ordena de manera tajante que Isabel abandone de inmediato la fábrica. Sus palabras son duras, cargadas de rechazo: asegura que nadie quiere verla allí y que su presencia solo traerá problemas. La repetición enfática de sus órdenes busca dejar claro que no está dispuesta a tolerar que Isabel vuelva a inmiscuirse en la vida de la colonia ni en los asuntos de la empresa.
Isabel, aunque sorprendida por la agresividad de Gema, mantiene cierta serenidad frente al aluvión de reproches. El encuentro se convierte en un reflejo de viejas rencillas, de heridas que no se han cerrado y de una rivalidad que sigue viva pese al tiempo y la distancia. El choque no solo expone las tensiones personales entre ambas mujeres, sino que además anticipa un conflicto mayor: la misteriosa relación de Isabel con un hombre cuyo nombre aún permanece en secreto, pero cuya presencia podría alterar el frágil equilibrio de la colonia.
El reencuentro entre Isabel y Gema no es simplemente un cruce de palabras cargadas de reproches; es también la apertura de un nuevo capítulo lleno de incógnitas. ¿Quién es realmente el prometido de Isabel y qué papel juega en la trama de Perfumerías de la Reina? ¿Qué consecuencias traerá la reaparición de una mujer marcada por un pasado lleno de intrigas? Estas preguntas quedan flotando en el aire mientras la tensión, alimentada por la hostilidad de Gema y la enigmática actitud de Isabel, promete desatar nuevas tormentas en Sueños de Libertad.