Sueños de Libertad “Irene Destrozada” Avance Capítulo 404
El avance del capítulo 404 de Sueños de Libertad nos sumerge en un torbellino de emociones, secretos revelados y un ambiente cargado de tensión tras la muerte de don Pedro. La gran pregunta que se plantea es si la desaparición de un tirano traerá paz o si, por el contrario, abrirá las puertas a un conflicto aún más cruel. La narración se enfoca en cómo cada personaje enfrenta esta pérdida, que lejos de cerrar heridas, destapa culpas, temores y nuevas intrigas que marcan el rumbo de la historia.
El episodio inicia con un ambiente oscuro, impregnado de luto. Damián aparece en silencio frente al cuerpo sin vida de Pedro. No solo está impactado por la muerte, sino atormentado por las confesiones que escuchó en sus últimos instantes. Su mente se llena de culpa, convencido de que la discusión que tuvo con Pedro pudo haber precipitado el desenlace fatal. Sin embargo, lo que más lo consume es el recuerdo del odio que Pedro sembró en su vida y la verdad que cargará como un peso insoportable: la muerte de su hijo Jesús.
Irene, con una serenidad forzada, trata de consolar a Damián. Le recuerda que Pedro ya estaba en un estado delicado y que su final era inevitable. Aun así, pide quedarse a solas con el difunto. No busca perdonarlo, sino hacer un último esfuerzo por rescatar un vestigio de la familia que alguna vez tuvieron. Irene se enfrenta a los restos del hermano que destruyó su vida, no desde el amor, sino desde un sentimiento de deber y de memoria de lo perdido.
En otra escena, Luis comparte la noticia con Digna y Gema. Para Digna, la muerte de Pedro representa el fin de una pesadilla, una liberación después de tanto sufrimiento. Gema, en cambio, lo dice sin rodeos: el mundo se ha librado de un hombre cruel. Sin embargo, la aparente tranquilidad de Digna se ve rápidamente empañada por el temor. Lo que más la aterra no es perder herencia, sino que Pedro, con su espíritu vengativo, haya dejado constancia en su testamento de que ella fue la responsable de la muerte de su sobrino. Además, Damián conoce la verdad, lo que coloca a Digna en una posición peligrosa, atrapada entre la justicia y el juicio del hombre al que alguna vez amó.
La trama se desplaza hacia un ambiente más íntimo y sanador con Gabriel y Begoña. Gabriel, en un acto de vulnerabilidad, se disculpa por la frialdad mostrada la noche anterior. Esa disculpa se convierte en la apertura de su corazón. Habla de las heridas que arrastra desde la infancia, marcadas por un padre abusivo y unos abuelos que nunca lo aceptaron. Estos recuerdos le han generado inseguridades y una constante desconfianza hacia los demás. Begoña lo escucha con ternura y paciencia, sin juzgar, asegurándole que estará a su lado para ayudarle a enfrentar sus temores. El abrazo que comparten simboliza no solo reconciliación, sino una promesa de futuro y apoyo mutuo.
La muerte de Pedro también impacta a Irene en su relación con Cristina. Anteriormente habría enfrentado su dolor en soledad, pero ahora Cristina se convierte en su sostén. Esta relación madre e hija se fortalece en medio de la tragedia, creando un lazo más sólido frente a la adversidad.

En la casa de los De la Reina, el anuncio de la muerte de Pedro interrumpe el desayuno con un silencio tenso. La noticia pesa sobre todos, y el ambiente está impregnado de sospechas. Gabriel y María, movidos por la desconfianza, comienzan a cuestionarse los verdaderos motivos de Damiana para visitar a Pedro. Ambos deciden iniciar una investigación secreta, apuntando a Marta y Pelayo como principales sospechosos. Así se abre una nueva línea de intriga que amenaza con destapar traiciones ocultas dentro de la familia.
El deterioro de Marta se vuelve cada vez más evidente. Durante una reunión sobre el fracaso del perfume, se excusa alegando dolor de cabeza, incapaz de soportar la presión. Carmen, preocupada, informa a Andrés sobre el estado de Marta, revelando la espiral de autodestrucción en la que ella está sumida. Andrés, alarmado, la confronta y le sugiere que busque ayuda. Marta, lejos de aceptar, reacciona con furia y los acusa de hablar a sus espaldas.
En paralelo, Tasio enfrenta sus propias inseguridades, intensificadas tras la muerte de Pedro. La competencia con Andrés se hace más evidente, dando lugar a una lucha interna por el poder dentro de la familia. En la cantina, otra sacudida golpea a los personajes: Gaspar anuncia que venderá el local a un hombre llamado Eusebio. Esta decisión despierta la ira de Claudia, que lo acusa de abandonar a su familia en un momento crítico. El cierre de la cantina simboliza el fin de una era y añade una capa de incertidumbre sobre el futuro de todos.
Claudia, en un gesto inesperado, comparte con Raúl un recuerdo sobre Pedro. Cuenta que en el pasado le regaló un collar de su abuela, mostrando un lado más humano del villano. Este detalle refleja cómo incluso en las personas más crueles puede haber gestos de bondad, aunque mínimos.
El avance sugiere tormentas futuras. Damián, cargando con el secreto de la muerte de Jesús, podría distanciarse de todos y volverse más desconfiado. Su relación con Andrés corre el riesgo de fracturarse si la verdad sale a la luz. Marta, por su parte, continúa hundiéndose en su dolor, lo que podría provocar un accidente grave en el trabajo. Tasio y Andrés se enfrentarán en una lucha encubierta por el control de la empresa. Gabriel y María, determinados a descubrir la verdad, seguirán su investigación hasta dar con pruebas que cambien el destino de los personajes.
El capítulo deja en claro que la muerte de don Pedro no representa el final de los problemas, sino el inicio de nuevas conspiraciones, rivalidades y secretos que pondrán a prueba a cada miembro de la familia. Damián con su culpa, Marta con su sufrimiento, Tasio con sus inseguridades y Digna con sus miedos son el reflejo de cómo las heridas más profundas provienen muchas veces no de los enemigos, sino de quienes amamos y de los secretos que intentamos ocultar. La incógnita permanece: ¿quién saldrá victorioso en esta lucha de poder? Y, sobre todo, ¿cuánto pesará el pasado en el futuro de todos?